Esta mañana un padre de los asistentes al taller se ha acercado al final para darnos personalmente las gracias. Tiene dos hijas de 2 y 4 años y contaba que apenas encuentra actividades programadas a las que puedan acudir todos juntos.
Entonces me he dado cuenta de que a nosotros también nos pasa.
Aunque las propuestas de juego se enfocan a los más pequeños siempre tenemos presentes a los adultos y a los hermanos e intentamos que todos tengan su espacio para disfrutar de la sesión.
Participar juntos en un taller como el nuestro es un recurso más para fortalecer los vínculos familiares en medio de las prisas del día a día. Se ha comprobado que compartir la actividad musical con la figura de apego mejora la empatía, la sintonía emocional, la disposición para colaborar y las habilidades comunicativas y que estos efectos se reflejan en la relación hasta la adolescencia. Si os interesa este tema os dejo al final algunos artículos que profundizan sobre ello.
Estos son los 5 motivos por los que os animamos a hacer música en familia:
1. Porque es un lenguaje universal, atemporal y válido tengas la edad que tengas
2. Porque al tener tantas posibilidades de juego permite que todos tengan su momento
3. Porque compartir música (y emociones) refuerza los vínculos de apego
4. Porque dejando las palabras a un lado reaprendemos a comunicarnos
5. Porque os llevaréis recuerdos de tiempo compartido que son los mejores
Así que, familias todas, ¡os esperamos! 😉
Cirelli, L.K., Einarson, K.M., Trainor, L.J. (2014). Interpersonal synchrony increases prosocial behavior in infants. Developmental Science, 17(6), 1002.1011. doi: 10.1111/desc.12193
Gerry, D., Unrau, A., & Trainor, L.J. (2012). Active music classes in infancy enhance musical, communicative and social development. Developmental science, 15(3), 398-407. doi: 10.1111/j.1467-7687.1012.01147.x
Wallace, S.D. y Harwood, J. (2018). Associations between shared musical engagement and parent–child relational quality: the mediating roles of interpersonal coordination and empathy. Journal of Family Communication. doi: 10.1080/15267431.2018.1466783
